martes, 11 de junio de 2013

Reflexiones acerca del perdón


La diálogo presidencial nos trae a colación el perdón. Wikipedia nos señala que el perdón contribuye a la paz y a la cohesión social.

El tema es trascendente. Alguna vez me indicaron que el perdón tiene que ver con per - dones, es decir, apelar a los dones del otro.

Lo primero a señalar es que el contexto en el que la Presidenta Michelle Bachelet se refiere al perdón es en televisión abierta, con motivo de un debate eleccionario y ante preguntas de un periodista. Los ofendidos no se encuentran presentes y la responsabilidad de la que se habla es política en virtud de un sistema presidencialista y vertical, donde todas las decisiones importantes recaen en la máxima autoridad. (Es un aspecto de la era imperial y vertical que acaba, damos forma a la era de conciencia planetaria.)

Yo creo que el perdón es esencial y que comienza por perdonarnos a nosotros. Así podemos reconciliarnos con quienes somos y seguir la senda de la alegría, de sentir gratitud y amor en y por la vida.

La respuesta de Michelle Bachelet en relación a la consulta hizo ver su sentido de la oportunidad. Si entendí bien su respuesta es: "En este momento, hay quienes investigan en tribunales y una vez que se haya dictado sentencia procederá o no, pedir perdón." Es su fuero interno y es su manera de sentir lo recto. No hay juicio de mi parte a su respuesta.

Me queda dando vueltas de todos modos. ¿Qué es lo correcto en esta instancia? ¿Cómo hubiese obrado si me tocaba a mí?

Pedir perdón pudiera parecer que importa reconocer responsabilidad. Lo que se le pide a la Ex-Presidenta es que asuma por todo lo sucedido tras un fenómeno mayúsculo de la Naturaleza como es un terremoto y tsunami. De alguna manera, está concluyendo un período de la historia en el que la estructura social es piramidal y desde esa lógica, sí existe responsabilidad. Porque siempre todo pudo hacerse de mejor manera. La cuestión es que la estructura piramidal es lo que está en juego. ¿Cómo podemos pretender que una sola persona sea responsable de las desgracias de un terremoto y tsunami? Pero ya que estamos en esas reglas del juego la pregunta me parece profunda y los tiempos televisivos no permiten que nos explayemos. 

Por mi parte, sí pido perdón. Cnsidero que el perdón es el puente que permite el paso a la nueva era. Apelo a los dones míos y de todas las personas que alguna vez pudieron haberse sentido ofendidas por mí. Pido perdón de corazón y establezco caminos de diálogo para resolver toda eventual diferencia que pudiera subsistir.

Pido perdón especialmente a quienes sienten agobiante todo el peso de la chilenidad sobre la tradición originaria. Apelo a los dones de las etnias mapuches, aymaras, diaguitas, rapa nui, yagán, ona y todas las demás que habitaron el territorio, especialmente a aquellas que fueron extintas  que traen cosmovisiones maravillosas desde tiempos inmemoriales. Pido que rescatemos entre todos ese conocimiento tan elevado para nuestro momento actual. Son Pueblos que desconocían el derecho de propiedad romano que seguimos aplicando en nuestra sociedad y que sí tenían entre sus entrañas a la solidaridad como fuente de unidad y lo sagrado como pura eterna realidad. Son Pueblos que nos enseñan cómo salir de la ignorancia en la que nos encontramos y ofrendan conocimiento para nuestra evolución.

Alguna vez llegaron hombres blancos con la espada y la biblia por delante. Usurparon sus territorios y obligaron a someterse a la visión de mundo moderna, esta que está totalmente alienada de la Naturaleza y que hoy llega a su crisis máxima. La historia de sometimiento, despojo territorial y cultural, de genocidio y violaciones requiere reparación.

Si hablamos de perdón, creo que esta es la orientación de la respuesta que debe nacer desde un estadista.  En televisión hay poco tiempo. Apelemos a los dones y pidamos perdón a los pueblos originarios. Es lo primero para cualquiera que sea el electo o electa. De alguna manera, en el ejercicio, siento que me identifico con ser mapuche, con ser un hombre de la Tierra y que ser Chileno es solamente circunstancial, depende de mi estancia en este rincón del planeta. Siento mayor afinidad con reconocerme como hijo de la Nación del Arcoiris, de la Nación que suma todos los colores y todas las razas, todas las creencias y todos los cantos de la Tierra. Me siento unido a todos los que han nacido en este planeta y las fronteras artificiales me dicen muy poco. Son solamente un juego para que nos entretengamos con la selección de Sánchez, Vidal y Medel. El juego verdadero es la transformación mayor en la que nos encontramos y que nos unifica. 

Atendido lo que dice Wikipedia, el tema es vital para nuestra sociedad porque restaura la paz y bienvenido sea que nos expresemos sobre él y que meditemos en torno a su significancia. 

Sirvan estas reflexiones para encausar el debate que se produce en Chile y que está, a mi juicio, teñido por un momento de efervescencia en el que Alfredo Sfeir levanta temas esenciales que jamás habían sido puestos con tal fuerza en la mesa de las decisiones públicas, como la meditación y la espiritualidad en la economía y en la política. La ecosustentabilidad y la importancia de cuidar las semillas, las abejas... es tiempo  de invocar la vuelta del espíritu del bosque. Es la hora de la Alta política. Vamos adelante pidiendo perdón por todos nuestros errores y con la firme determinación de re-encontrarnos con la bondad fundamental que está grabada en nuestro ADN.

Estas fotos sobre esculturas en las aguas representa una propuesta personal para el gobierno próximo. Probablemente, no hay nada más importante en este momento que limpiar las aguas, los ríos y los mares. Estas esculturas son la propuesta: que se hagan cerca de todo espacio y lugar donde hayan intervenciones relacionadas con su limpieza.

La limpieza de las aguas es la limpieza de nuestras relaciones. El perdón es básico como herramienta para seguir limpiando este mundo, sus ríos y de esta manera, nuestras mentes. Es una época de cura y de purificación. Aprender a limpiar el agua es aprender a limpiar nuestra forma de relacionarnos con el mundo





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